7 de Abril de
2325
-¿Cómo te llamas?
El
joven parece enfermo, ha estado inconsciente dos días en los que me ha costado
bastante guarecerlo y mantenerlo con vida. Ahora tengo que compartir mis
víveres.
Este
muchacho es un tanto extraño: es muy blanco de piel, no tiene ni un pelo en
todo el cuerpo, ni siquiera en las cejas y hagas lo que hagas siempre tiene
frío. Tiene un símbolo grabado en la nuca, y otro idéntico en la muñeca: III.
No sé qué quiere decir, pero cuando lo ha visto ha dicho: “Tres” así que lo
llamo Tres.
-Y tú, cómo te llamas.
-Todos me llaman Buscador.
Ahora
Tres y yo volvemos al refugio. Él carga con parte del bobinado, pero dudo que
pueda hacerlo durante mucho tiempo. No sé exactamente qué le ocurre, ni de
dónde viene, pero no parece tener mutaciones y a la vista está que no pertenece
a ninguna banda.
-¿Me admitirán en ese refugio?
-No lo sé, espero que sí.
-¿Hablarás a mi favor?
-Ya veremos.
La
verdad es que no lo conozco. Vigilo mis espaldas en todo momento, el horizonte,
los riscos, busco huellas en el perímetro del campamento, lo vigilo mientras no
me ve... no parece representar peligro alguno ni parece seguirlo nadie. Pero si
los Padres no lo ven así, tendrá que quedarse fuera. Confío que eso no
ocurra...
-Esa Tormenta de la que hablas, ¿qué es?
-Espero que no tengas que comprobarlo.
...porque
si se queda fuera, está muerto.
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